Lavar el cabello con menos frecuencia: ¿milagro o espejismo?
Probablemente ya hayas escuchado esta frase susurrada en Instagram o entre la pera y el postre: "¡Deja de lavarte el pelo cada dos días y tu cuero cabelludo se autorregulará!".
Es una promesa agradable, casi espiritual (la idea de que nuestro cráneo posee una sabiduría secreta). Excepto que… no.
Sebo, esa cosa no querida que amamos odiar
Un breve recordatorio: el sebo no es un fallo de la matriz. Es una función perfectamente normal. Producido por las glándulas sebáceas, protege, hidrata y lubrica. En resumen, es el guardaespaldas personal de tu cabello.
¿El problema? Su sobreproducción. Demasiado ferviente, este guardaespaldas se vuelve pegajoso: raíces grasas, cabello pesado y liso… y el deseo imperioso de ocultarlo bajo un moño.
Espaciar los lavados: ¿un mito?
Al contrario de lo que se puede leer en foros poco conocidos, espaciar los lavados no reeducará las glándulas sebáceas. Esas pequeñas hacen lo que les da la gana. Ningún estudio serio ha demostrado que esperar dos días más las convenza de retirarse antes de tiempo.
Peor aún: esperar demasiado es como darle un segundo hogar al sebo, las células muertas y el polvo. El resultado: picazón, caspa y, a veces, caída del cabello (tan glamurosa que pareces estar en una película de terror sobre el cabello).
La verdadera solución: la gentileza
¿Qué deberías hacer entonces? Olvídate de la disciplina militar de "lavarte el pelo cada cinco días o nada". La estrategia correcta es un cuidado suave. Un champú no agresivo, formulado para cabello graso o cuero cabelludo sensible. Úsalo con la frecuencia que necesites (sí, incluso cada dos días si esa es tu rutina). Y dejemos de sentirnos culpables de una vez por todas.
Porque, en definitiva, el objetivo no es torturar tus raíces para demostrar algo. El objetivo es tener un cabello que respire, que brille y que te haga querer sacudirlo como en un anuncio de los 90 (con el cuello incluido).
Moralidad
El sebo no es tu enemigo. La culpa tampoco debería serlo. Así que lávate el pelo cuando lo necesites, elige bien tu champú (en Homnès conocemos un par que funcionan 😉, con una mención especial para nuestro querido champú seborregulador )... y disfruta de este simple placer: un pelo limpio, ligero y con un aspecto saludable.
Tu cabello te lo agradecerá. Y tus selfies también. ✨


